Ser mujeres en la ESMA: tiempos de encuentro
ser mujeres en la ESMA

La muestra invita a repensar lo que pasó en nuestra historia reciente con perspectiva de género.

A partir del movimiento feminista en nuestro país se produjeron cambios en la manera de interpretar las relaciones sociales. Las desigualdades económicas y sociales, las diferentes violencias a las que nos vemos sometidas las mujeres se visibilizaron gracias a las luchas feministas.

En el mes de la memoria el Museo Sitio de Memoria ESMA revisó su muestra permanente e incorporó una mirada de género que se encontraba ausente hasta entonces. Ser Mujeres en la ESMA II. Tiempo de encuentros busca profundizar sobre aspectos que no han tenido mucha visibilidad en nuestra sociedad: las consecuencias en la vida de las sobrevivientes después de salir del centro clandestino.

«Empezamos a investigar la situación de las mujeres detenidas en la ESMA, les preguntamos ¿cuándo realmente se sintieron libres? (…) en la muestra proponemos mirar cómo fue la vida posterior de ellas», cuenta María José Guembe, curadora de la muestra, en entrevista con el programa Desde el Barrio por Radio Gráfica.

El museo de la Memoria funciona en el lugar donde durante la dictadura había un centro clandestino de detención y tortura, se estima que allí estuvieron detenidas 5 mil personas, aún hoy muchas están desaparecidas. El espacio tiene una exhibición permanente sobre lo que ocurrió en la dictadura cívico eclesiástica militar y realiza muestras temporarias sobre algunas temáticas específicas para reflexionar con la sociedad.

«Las violaciones de género que ocurrieron en la ESMA en aquellos años durante mucho tiempo quedaron invisibilizadas. Sabíamos la mecánica del plan sistemático pero faltaba una sensibilidad que nos permitiera advertir cuáles fueron aquellas afectaciones diferenciales que padecieron las mujeres detenidas en centros clandestinos en general y en la ESMA en particular», relata Guembe.

Con anterioridad el espacio había realizado una muestra sobre cómo fue el cautiverio de las mujeres y hacía foco en la violencia de genero la sexual. “Durante la dictadura muchas mujeres fueron sometidas a la esclavitud sexual, y también fueron acusadas de haber colaborado o sido amantes de los militares como interpretando un consentimiento posible en situación de cautiverio. Hoy podemos reflexionar y saber que no hay consentimiento posible, podemos conceptualizarlo como esclavitud sexual», explica la curadora.

La muestra fue realizada en conjunto entre el Museo Sitio de Memoria ESMA y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con el financiamiento de la Embajada de Alemania en Argentina y se podrá visitar hasta al 28 de julio, de martes a domingos de 10 a 17 horas.

«Nos proponemos mirar cómo fue la vida posterior de estas mujeres, a algunas les preguntamos cuándo realmente se sintieron libres y hubo quienes dijeron que fue cuando pudieron denunciar en la justicia y encontraron respuestas, otras explicaron que nunca se sintieron libres porque siempre regresa lo vivido con recuerdos o caras que se asemejan», cuenta Guembe.

Ser Mujeres en la ESMA II repone lo que ocurrió en el centro clandestino: en una primera sala se muestra las vivencias de las mujeres, lo que sucedió allí adentro y también la experiencia posterior, qué les pasó a las mujeres cuando salieron, qué le pasó a la sociedad al escuchar los horrores que tenían para contar, cómo ellas para no escandalizar se reprimían y elegían lo que contaban y lo que no, además narra cuáles fueron los obstáculos que ellas encontraron para reconstruir sus vidas una vez que recuperaron su «libertad».

«El museo convocó a una artista plástica, Florencia Giovannelli, que hace una interpretación de lo que cuentan las mujeres, trabajó con la idea de los puntales como una figura que simboliza aquellas fortalezas o recursos que pudieron utilizar para sostenerse y las representa también a ellas como puntales de aquella memoria colectiva de la sociedad», resalta una de las curadoras de la muestra temporaria.

Esta propuesta artística es un trabajo colectivo del que forman parte dos curadoras, el equipo del museo y CELS. Las mujeres sobrevivientes fueron quienes marcaron el camino por dónde ir, dialogaron con mujeres del movimiento feminista, se hicieron encuentros, se cruzó el pasado con luchas actuales a partir de asambleas donde hubo intercambios entre sobrevivientes y mujeres invitadas a repensar nuestra historia reciente.

«Esta propuesta artística se está dando en distintos planos, esto también ocurre en los juicios por crímenes de lesa humanidad. A finales del 2021 se dio la primera condena por delitos sexuales ocurridos en la ESMA, el primero fue en 2010. En la ESMA el juicio se llevó a cabo en los últimos años, solo por tres víctimas mujeres y la condena se dictó a fin del año que pasó, es algo muy reciente y se está entendiendo que esto también es un crímenes de lesa humanidad», detalla Guembe.

Ese espacio propiciado por el Museo sirvió de encuentro para las sobrevivientes y permitió reflexionar desde una perspectiva feminista sobre las violaciones a los derechos humanos que padecieron durante su detención.

Es importante resaltar que el delito de violación fue excluido de la ley de obediencia de vida lo que muestra que falta este cambio de paradigma para poder avanzar como sociedad y condenarlo. En este sentido es importante una reforma feminista del poder judicial que signifique también la participación de las mujeres como operadoras judiciales.

2022-03-25 16:01:00
Categoría: Cultura
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