Este sábado 23 de septiembre a partir de las 15 hs. realizará en la Estación Fluvial de Tigre el encuentro...
Apenas terminaba la década del 80, literalmente, corría 1991 y yo tenía 16 años, una profesora de lengua y literatura en el secundario nos había dado a leer “La metamorfosis” de Kafka y fue empezar a leer ese relato y sentir que algo adentro hacía click, o crack, no venía de una familia lectora y descubrir al autor checo y sus historias breves fue fundacional, algo se rompió para siempre o tal vez se arregló, no lo sé. Esa sensación de entrar a un nuevo mundo, de cruzar un portal y no entender bien lo que había del otro lado me acompañó todo el año, un tanteo, una búsqueda ¿cómo seguir? ¿por dónde? Así iba, prestando atención al camino, buscando señales, tal vez por esa búsqueda repetí de año, tanto buscar… pero para rendir literatura en diciembre tuve que leer todos los libros del año juntos, recuerdo haber hecho una pila y agarrarlos en orden y los iba leyendo, la mezcla habitual del secundario, pero entrar en Lorca provocó una desorientación absoluta: ¿Este universo es el mismo? ¿Convive Yerma con Gregorio Samsa? Las pobres pistas que había podido seguir ahora me mostraban que había más caminos dentro de esa ciudad en la que había entrado. En este contexto, recuerdo entrar a una librería del microcentro, en mi memoria debía ser Esmeralda o Maipú y Viamonte, plena locura de ese centro noventoso, miraba y miraba, era tímido como para preguntarle al librero, simplemente, removía libros, desorientado, sin saber qué buscaba y de pronto en un rincón de una mesa vi un libro que tenía en la tapa un sillón rojo con unas personas alrededor, Charly García, Fito Paez, Fabiana Cantilo, Gustavo Cerati, obviamente me lo llevé y lo devoré en poco tiempo, pasaron muchos años y aún tengo ese ejemplar como una piedra fundacional en mi biblioteca. Ese libro fue imprescindible para entender ese mundo en el que había entrado, el placer de leer, de leer todo, cuentos, novelas, teatro, no ficción, no importaba qué, importaba el espacio de disfrute. Había descubierto una actividad que me haría feliz hasta hoy, que me iba a constituir, definir, formar, por más que haya estudiado letras lo que soy es lector, a secas, nada menos. Y ese descubrimiento de una de las actividades se la debo a ese tercer planeta de periodismo rockero que terminó de hacerme entender que el universo al que había entrado era nada menos que un espacio de goce.
Aquel goce me lleva a leer todo tipo de libro, por placer y buscándolo. Hace poco Lumen editó en la Argentina un libro interesantísimo, “Las señoritas” una investigación brillantemente escrita sobre las maestras que trajo Sarmiento pensando en promover la educación en el país. Una reconstrucción de la vida de 20 mujeres que vinieron a trabajar de docentes en el siglo XIX, sin tener muy en claro a lo que se iban a enfrentar. Se podría pensar el libro como una biografía colectiva, pero sobre todas las cosas es una investigación dedicada y profunda sobre ese momento histórico, sobre el rol de la mujer, sobre de la docencia y sobre el proyecto educativo, una idea de país. Todo esto puede leerse en esas historias y debajo de ellas y por encima, un texto riquísimo, muy documentado: cosa que se evidencia en las extensas y pormenorizadas notas y bibliografías al final de cada capítulo. Su lectura es placentera desde el texto y también desde lo físico, esta primera edición tiene un formato, una letra, un interlineado de lo más amables de los últimos años en la industria editorial argentina, parece ser un tema frívolo, pero solo puede pensar eso alguien que no use anteojos para leer. La lectura del libro es un todo y este aspecto físico, muchas veces menospreciado, es muy importante y en este caso se agradece. Tal vez confirmando todo esto es que “Las Señoritas. Historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento trajo a la Argentina en el siglo XIX» recibió recientemente el Premio de la Crítica al Mejor Libro de Creación Literaria 2021-2022.
La autora del libro, ha decirlo de una vez, es Laura Ramos, periodista de una larguísima trayectoria, con algunos libros notables como “Infernales. La hermandad Bronté”, una biografía de las hermanas Bronté, donde también el siglo XIX y un grupo de mujeres son protagonistas; y también es autora de “Corazones en llamas” aquel libro que encontré en el 91 y que me proporcionó una pista clave para mi vida, podríamos pensar que definió un camino que me lleva, sinuosa pero firmemente, hasta la lectura de este nuevo libro y a entrevistar a la autora y poder agradecerle personalmente por ambas lecturas.
Podes escuchar entrevista en Megafón radio con la autora aquí
Lic. en Letras y conductor de radio.
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