En Argentina se instauró el 10 de enero como Día de las Mujeres Migrantes en homenaje a Marcelina Meneses, de nacionalidad boliviana, que en el 2001 fue arrojada del tren Roca junto con su bebé Joshua luego de haber sido insultada utilizando frases xenófobas, racistas y discriminatorias por un pasajero.
A partir de la sanción de la Ley Nº 4409/12 en la Legislatura Porteña se declaró en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires esta fecha para homenajear y reflexionar sobre la violencia, la discriminación y la xenofovia.
En la actualidad en lo que fue la casa de Marcelina en la calle Charcas 5620, Ezpeleta, se levantó un Centro Integral de la Mujer que lleva su nombre. El establecimiento es coordinado por Isabel Reina Torres, cuñada de Marcelina, nombrada Directora de Migraciones de la Municipalidad de Quilmes por la intendenta Mayra Mendoza.
En nuestro país, en el mundo entero, la mujer migrante está doblemente afectada por su condición de mujer y de migrante; en la justicia muchas veces, por no decir casi siempre, es discriminada por ejemplo por su color de piel, la violencia de género en el cuerpo de la mujer migrante se ve exaservada. Muchas de ellas, no todas, no en su mayoría, logran escapar de las violencias de otros países, otras son perseguidas y encontradas vayan a donde vayan porque en todos lados serán mujeres migrantes.
Hay muchos factores que hacen que las migrantes estén más desprotegidas que el resto de las mujeres como por ejemplo la falta de conocimiento de los sistemas jurídicos del país donde migran y el miedo a las instituciones. En el ámbito laboral el trabajo de la mujer es invisibilizado completamente, algunas trabajan en casas particulares haciendo trabajos domésticos, de cuidados y como ya es sabido esos son los trabajaos de sueldos mas bajos.
Además muchas de ellas por miedo a ser expulsadas o denunciadas no hacen los reclamos correspondientes por derechos vulnerados, son esclavizadas, les quitan los pasaportes y tienen jornadas laborales de muchas horas de las correspondientes.
Paradogimante al mismo tiempo es el cuerpo de la mujer migrante el que reproduce el sistema capitalista porque no puede gozar de los derechos laborales plenos y se ve sometido a diversas explotaciones.
Desde ONU Mujeres indican que para muchas mujeres migrantes de todo el mundo, las desigualdades de género generalizadas, sumadas al racismo sistemático, la violencia y otras formas de discriminación, hacen que la pandemia haya tenido un efecto devastador en sus medios de vida y su salud. Muchas de ellas perdieron sus empleos, mientras que otras se enfrentan a un mayor riesgo de infección debido a que la modalidad de trabajo a distancia simplemente no se encuentra entre sus opciones. Tan sólo un 22 % de las trabajadoras migrantes del mundo cuentan con protección social, las redes de seguridad financiera que algunos países establecen para mitigar la pérdida de ingresos a menudo no están disponibles para las mujeres migrantes y sus familias. Con las fronteras cerradas y las restricciones de viaje vigentes, muchas mujeres migrantes no han podido abandonar los países donde trabajan, a la par que los índices de violencia sexual y de género han aumentado, y la vulnerabilidad económica y su desesperación las pone en mayor riesgo de ser víctimas de la trata.
Lic. en Comunicación Social con orientación en Periodismo (UNLP), Locutora Nacional de Radio y Tv (ISER), estudiante de Lic. en Letras (UBA).
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