Este sábado 23 de septiembre a partir de las 15 hs. realizará en la Estación Fluvial de Tigre el encuentro...
Cuando decimos que el Ni una Menos fue un punto de inflexión, un quiebre en la sociedad no es un mero eslogan. A partir de esa masiva manifestación en el 2015 algo cambió en y entre nosotras ¿no? El encuentro, la organización, las charlas y el entender que la de al lado es compañera, no competencia, desarmar ese ovillo patriarcal que desde pequeñas nos van tejiendo como verdad hasta que actuamos en consecuencia casi sin pensarlo. En estos últimos años hubo una serie de acontecimientos importantes que impactó por la masividad y el nivel de organización. El primero que viene a mi recuerdo es el Primer Paro Internacional de Mujeres del que participaron 50 países que durante días sostuvieron acciones en las calles “si se puede, si se puede, a Macri, el paro se lo hicimos las mujeres”, fue uno de los memorables cánticos que se escuchó en Plaza de Mayo. En Argentina los feminismos pararon al gobierno de Macri antes que la CGT. La lucha sostenida en el tiempo de las compañeras dio como resultado que hoy podamos tener por ejemplo aborto legal, seguro y gratuito. Pasaron muchas cosas en poco tiempo. Y como a muchas de nosotras o a casi todas, a Ana Clara Moncada el florecer de los feminismos en las calles le ayudó a entender que algunas de las situaciones que vivía no estaban bien. Cuando cuenta su historia señala que “los hechos son de hace mucho tiempo, convengamos que después del 2015 los feminismos fueron tomando otro protagonismo y cuando me pasaba esto fue en 2013 y 2016”
Darte cuenta que eso que te pasa es violento y que hay múltiples violencias a la que desde niñas estamos sometidas es algo así como descubrirle el truco al mago, el clic sucede cuando entendes y podes ponerle nombre a eso que a muchas nos ocurría en silencio sin saber que tan bien estaba “no contaba con herramientas suficientes como para tomar alguna decisión en ese momento entonces lo que hice fue irme del sindicato, porque esto me sucedía con el Secretario Adjunto”
Es importante detenerse y señalar que hay distintos tipos de violencias, generalmente pecamos en dar por entendido que todas las personas saben de qué se habla cuando nos referimos a ellas, por esta vez te propongo que nos tomemos un ratito para detenernos y conceptualizarlas. Está la física que se emplea contra el cuerpo produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato que afecte la integridad física; la psicológica, que es la que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o busca degradar o controlar acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento; la sexual que es cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres y la económica y patrimonial, que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer.
Aún hoy resulta complejo detectar las violencias a las que una está sometida, en este sentido es importante el rol de los y las profesionales que acompañan, por esto quiero celebrar que cada vez más espacios de formación profesional incluyan en su currícula la perspectiva de género, un ejemplo reciente es la Facultad de Psicología de la Universidad de Mar del Plata, su vice decana, la Lic. Julieta Filippi Villa, remarcó que estos contenidos son imprescindibles para un ejercicio profesional comprometido éticamente con la realidad social.
“Es difícil detectar la situación porque ninguna de nosotras quiere ponerse en un lugar de víctima, a todas nos pasa esto de dudar, de creer que exageramos. Yo tuve el apoyo de una terapeuta que de casualidad ya en esa época trabajaba con perspectiva de género y me permitió ver que lo que yo estaba sufriendo era acoso sexual”, continuó Ana Clara Moncada integrante de la Sindical Feminista.
Como a muchas nos pasó y aún hoy nos pasa, la que abandona el lugar: la casa, el trabajo, el deporte es la víctima, la mujer. La abogada Ivana Cattáneo quien es parte de la defensa del Caso Arcoíris, una niña abusada por su abuelo que la justicia riojana en vez de proteger revictimiza e intenta revincularla contó que las cárceles están repletas de mujeres pobres, sin recursos, que el poder judicial en La Rioja bajo la figura de “de omisión de cuidado, encarcela a las madres en vez de a los agresores.
“Me fui porque no lo quise hacer público, me daba vergüenza, no sabía qué iba a pasar y todo eso a mí me genero daño, es muy triste tener que irte del espacio que militas.”
Ana Clara pudo hacer público lo que vivió el año pasado contó que el sindicato desconoce toda la situación que narró y que no habilitó ninguna instancia para entrevistarla con un equipo interdisciplinario. No tomaron, al momento, ninguna medida al respecto en relación al responsable. Como trabajadora del Poder Judicial, ella sabía que mayoritariamente las denuncias se archivan y por eso decidió no ir a la justicia. “Hacer una denuncia, pasar por todo el maltrato de los tribunales, la re victimización no era un camino, yo pretendía que la organización misma se haga cargo de la situación, que se aplique un protocolo pero resulta que no hay protocolo y con la excusa que yo no acudí a tribunales no lo trataron por falta de denuncia penal”
Lo concreto es que estamos casi terminando el 2022 y el sindicato no tiene protocolo para accionar en estos casos, no solo no hay en la ciudad de Buenos Aires sino tampoco en la instancia Federativa. «Pero si existe voluntad política podes adaptar el protocolo de otra organización, la Federación Judicial pertenece a CTA autónoma, que sí tiene, podrían haber aplicado ese, es cuestión de voluntad política”, señaló.
Ana Clara no se quedó simplemente en el reclamo, que no estaría mal, sino que además hizo una recopilación de protocolos, les sumó sus aportes y presentó una propuesta de protocolo a comienzos de septiembre, “fui con mi abogada a la sede de la federación judicial, dejamos el texto con una nota, firmado, sellado y hasta ahora ninguna respuesta”
Desde la sindical feminista plantean que si realmente queremos un movimiento sindical diferente, con conducciones más democráticas donde las compañeras puedan participar tranquilamente es necesario revisar la conformación subjetiva de todas las personas “efectivamente hemos crecido en una sociedad patriarcal, racista con características negativas (…) no es cuestión de cambiar discursos sino acciones y en ese sentido los varones que siempre han tenido los lugares de poder tienen que empezar a ceder esos espacios y tienen que compartir la toma de decisiones, de nuestra parte hicimos casi todo ya, planteamos problemas pero también las propuestas porque no nos quedamos en la queja”, sostuvo Ana Clara.
Son innumerables los reclamos que hay no solo en la ciudad de Buenos Aires sino en todas las localidades del país donde el accionar del poder judicial es ineficiente, clasista, patriarcal, misógino, racista, homodiante.
Este miércoles 28 de septiembre trabajadoras organizadas, jubiladas, madres, víctimas de violencia, integrantes del colectivo LGBTIQ+ anunciaron que vuelven a las calles para exigir una justicia democrática, un poder judicial igualitario y con perspectiva de género, por una reforma judicial feminista y popular.
En todas las plazas de tribunales del país se convocan a Asambleas Feministas.
Lic. en Comunicación Social con orientación en Periodismo (UNLP), Locutora Nacional de Radio y Tv (ISER), estudiante de Lic. en Letras (UBA).
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