Hay quienes opinan que este es el clima ideal, ya que al fin se puede respirar después de un verano que parecía eterno. Existen otras personas esperando día tras día que la lluvia y el viento no arruinen lo poco que tienen, rogando que las temperaturas extremas no lleguen nunca.
El jueves 25, en pleno festejo por los veinte años de la llegada de Néstor Kirchner al gobierno, la Plaza de Mayo se llenó de agua, baile, alegría y mística. No faltaron las patas en la fuente y hubo quienes disfrutaron de un baño en el barro. Hasta esa tarde para muchxs todo fue una fiesta. No es necesario mencionar acá la repercusión del acto, como siempre hubo amantes y detractores ampliamente conocidos.
Según informó la agencia TÉLAM y replicaron algunos medios -como Infobae, Página 12 y TN-, durante esa noche y la madrugada siguiente en el AMBA las lluvias acumuladas batieron el récord de los últimos años con más de 130 milímetros en algunos municipios bonaerenses. En Aeroparque y Ezeiza hubo vuelos afectados y protesta de pasajeros por las demoras y cancelaciones. Se reportaron caída de árboles, calles inundadas e interrupción del servicio eléctrico en varias localidades. En el conurbano bonaerense, además, se registraron algunas evacuaciones por el desborde de arroyos.
Algunos medios masivos de comunicación se hicieron eco de la triste noticia del fallecimiento de un hombre durante el temporal. Infobae publicó lo siguiente: “durante la mañana del viernes reportaron el fallecimiento de un joven de 26 años, llamado Julián Pacheco, que se descompensó en la vía pública, cuando se dirigía con su esposa e hijos hacia la casa de su madre para poder resguardarse de la inundación, puesto que el agua había comenzado a ingresar en la casa. Según la información de Télam, la familia vivía en el barrio Don José del Kilómetro 26, que se ubica frente al arroyo Tres Arroyos, en Florencio Varela”.
Lamentablemente no es la primera ni será la última vez que una tormenta haga estragos en el conurbano bonaerense. Por citar un caso, desde las redes sociales el municipio de Quilmes comunicó que, desde primera hora del viernes, se estaba brindando asistencia a los barrios afectados, realizando tareas de limpieza de arroyos y calles. Nada es suficiente cuando el agua se lleva o arruina lo poco que se tiene, afecta la salud y pone en riesgo hasta la vida. Cuando la situación de emergencia es tan grave, no hay manera de llegar a cada persona damnificada en particular.
El sábado, a través de sus redes sociales, Proyecto 7 -una organización integrada y coordinada por personas en situación de calle, vigente en CABA desde el 2003- brindó un crudo relato: “3er día de lluvia ininterrumpida, humedad del 100%, calzados y medias mojadas…la ropa se siente húmeda en el cuerpo, no se seca nunca y el cuerpo tampoco, muy pocos o casi ningunx tiene la posibilidad de cambiarse y quienes pueden se volverán a mojar porque no hay manera de zafar de la lluvia en la calle, no la hay”. El alivio llegará cuando se pongan en práctica las leyes que ya existen, asignen presupuestos y los apliquen a la vida real. Será por eso que, en lo que parece ser un grito desesperado, desde la Proyecto 7 apelan al sentido común: “La situación de calle no entiende de feriados, ni fines de semana, la situación de calle es 24 hs los 365 días del año. NECESITAMOS LUGARES DONDE ESTAR PARA NO ESTAR EN LA CALLE! LA CALLE NO ES UN LUGAR PARA VIVIR!”.
La angustia que siente quien está bajo el agua a punto de perderlo todo es casi indescriptible, hay que vivirlo en carne propia. Eso sin mencionar a quienes viven solxs, tienen problemas de salud, las familias con niñxs y las personas mayores. Despertar con la casa inundada sin tener tiempo ni ayuda suficiente para levantar los muebles porque el barrio entero está en la misma situación es, como mínimo, desesperante. En este contexto hablar de las pérdidas materiales suena un tanto superficial, pero resulta desalentador para cualquiera, fundamentalmente si se tiene en cuenta que los barrios más afectados son aquellos donde viven personas con menos recursos. Ni qué decir de aquellxs que intentan dormir con frío y lluvia en las veredas de CABA.
Desde hace tiempo se oyen voces de ambientalistas advirtiendo sobre las consecuencias del cambio climático. Sequías e inundaciones, calores agobiantes y frío extremo. ¿Esto se va a poner peor? Parece que sí. ¿Qué pasa, entonces, cuando la respuesta del Estado ante una situación de emergencia, por más inmediata que sea, resulta insuficiente? Otra vez el sentido común nos dice que se requieren medidas urgentes, extremas, creativas. Habrá que hacer algo distinto a lo hecho hasta ahora. La situación lo amerita y la gente lo necesita, para ayer.
Lic. en Comunicación Social orientación periodismo UNLP, Locutora Nacional de Radio y Televisión ISER, estudiante de Abogacia.
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