Este sábado 23 de septiembre a partir de las 15 hs. realizará en la Estación Fluvial de Tigre el encuentro...
Durante estos días se reprodujo en algunos medios el crudo relato de Camila Muller, docente y actriz jujeña, quien hace casi un mes fue agredida y abusada en su propia casa en el marco de la represión orquestada por el gobernador Gerardo Morales. En diálogo con María Laura Morales (Desde el Barrio, Radio Gráfica), la docente describió detalladamente cómo sucedieron los hechos. Camila estuvo en la represión del 20 de junio. Tres días antes, las comunidades aborígenes de Purmamarca habían sufrido la antesala del desastre que llegaría hasta las puertas de la Legislatura jujeña: golpes y balas de goma disparadas a la cabeza, algunas se apuntaron directo a los ojos de los manifestantes. Con el reclamo se intentaba frenar la reforma constitucional y detener la extracción masiva de litio llevada a cabo por las multinacionales extranjeras que viene haciendo estragos en las comunidades aborígenes, con el visto bueno del gobierno provincial. El 27 de junio, al igual que tantos jujeños que habían participado en las manifestaciones de los días previos, Camila fue perseguida por camionetas blancas que se llevaban gente. Durante las marchas les habían sacado fotos, sabía que estaba marcada. Por ese motivo, ella y algunos compañeros del interior que paraban en su casa habían establecido un código para ingresar al domicilio. El 28 de junio Camila no participó de la marcha. Esa noche fue torturada en su propia casa. Tocaron a su puerta, en la forma en la que tenían que tocar, y ella abrió. Acto seguido un hombre de barbijo negro y capucha azul se abalanzó sobre ella, la redujo enseguida atándola de manos, le tapó los ojos con su propia camiseta y la boca con un trapo embebido de algún combustible que todavía no logra identificar. “En ese momento pensé que me llevaban, me secuestraban, me chupaban”, cuenta y se puede sentir el horror con solo escucharla. “El hombre estaba abusando de mí, tocándome”, pero no estaba solo, iba acompañado de dos mujeres. Los tres manejaron el mismo nivel de crueldad. Golpearon y estrangularon a Camila hasta dejarla sin aire, tanto que sintió un poco que se moría y otro poco que se quería morir. Mientras le pegaban una de las mujeres le dijo: “vos te haces la revolucionaria pero sos una puta”. “Mamita, cerrá bien la puerta. Hay mucha gente mala dando vueltas”, le dijo una de las mujeres antes de irse mientras le tiró las llaves. El torturador acotó: “Sí, hay muchos piqueteros”, y se rieron los tres. “Acordate de etiquetarnos en tus redes sociales”, con esa frase le dejaron muy claro que ella no tenía idea de quiénes eran, pero ellos la conocían en detalle.
Camila tiene la certeza de que publicar en sus redes sociales cualquier contenido sobre la impunidad de Gerardo Morales es una acción política. Animarse a hablar sobre lo que le sucedió en primera persona y dar notas a medios populares, comunitarios o masivos, también lo es. Por supuesto, esta decisión de contar su verdad tiene un costo físico y emocional altísimo. “Hay un silencio absoluto por parte de la justicia en Jujuy”, dice y no cuesta nada creerle porque el suyo no es el único caso. Es evidente que los tres poderes del Estado se quedaron ciegos, sordos y mudos ante lo que está pasando en Jujuy. “Me ató las manos poniéndome en las muñecas precintos que quedaron en mi casa a la espera de un peritaje que la justicia no hizo”, agrega Camila. Tuvieron que pasar unas doce horas para que se animara a pedir ayuda. Doce horas de encierro, lastimada y con miedo. Doce horas pensando en quién podría confiar. Al día siguiente, acompañada por Lorena Mamaní y Luis Paz -abogades del Centro de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CEDEMS)- presentó un hábeas corpus, hizo la denuncia penal y se sometió a un peritaje médico por los golpes recibidos. A casi un mes de los hechos, no obtuvo respuestas. Como si todo eso fuera poco, días después apareció en una lista de personas que estuvieron detenidas por más de 48 horas por un delito de sedición. “La persecución de Morales es desde que inició su gobierno, desde el inicio de su gestión”, sostiene Camila y agrega: “A quienes salimos a marchar nos pasa lo que me pasó a mí. Nos golpean dentro de los penales y comisarías, hacen allanamientos ilegales y nos torturan en nuestras propias casas”.
Al cerrar la nota, a Camila no le tiembla la voz e invita a difundir la siguiente convocatoria: “Mañana (hoy jueves 20 de julio) se cumple un mes de la represión en Jujuy y estamos cumpliendo aniversario del apagón de Ledesma, hecho represivo que ocurrió durante la dictadura. Vamos a concentrarnos en un acto repudiando esta dictadura de Morales igual a la dictadura apoyada por Carlos Blaquier en Ledesma. Mi ataque fue el 28 de junio, ningún medio de Jujuy me hizo una nota. Hay un cerco mediático fuertísimo en Jujuy mandado y dirigido por Morales”.
El mejor cierre para esta nota son las palabras que mencionó María Laura Morales al finalizar la entrevista: “Esto está pasando en nuestro país. Dijimos NUNCA MÁS y estamos cumpliendo 40 años de una supuesta democracia que no es tal. En los 70’ Rodolfo Walsh decía: ‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información’. Esto está pasando en Jujuy donde gobierna Gerardo Morales, precandidato a vicepresidente de la Nación en la lista que encabeza Horacio Rodríguez Larreta”.
Lic. en Comunicación Social orientación periodismo UNLP, Locutora Nacional de Radio y Televisión ISER, estudiante de Abogacia.
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