Ficción, distanciamiento y reflexión
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Juan Carrá habla de la materia con la que está hecha su literatura.

¿Sobre qué escribe un autor? ¿Es la crítica a una temática una crítica válida artísticamente? Un director de cine probablemente, al trabajar dentro de un equipo, pueda dirigir algo que no haya nacido de lo más profundo, pero un escritor inevitablemente habla de sí, de sus intereses, sus obsesiones. El ejemplo más notorio es la recientemente exitosa literatura del yo, la autoficción, la biografía ficcionalizada, pero en el fondo, ¿no hablan siempre los autores de sí mismos? ¿Borges, al hablar de esas ficciones librescas, esos juegos mentales, esas tramas estudiadas, no hablaba de sí, de sus intereses, su universo? Andrés Rivera al hablar de la historia argentina, de los movimientos de principio de siglo, de los desclasados, ¿qué hacía si no es hablar de los temas que lo interpelaban?

“En mi literatura en general el clima social y político es como un tema que aparece. En transversal a la mayoría de las historias que escribo, algunas por ahí están situadas en momentos históricos particulares como la última dictadura cívico militar, tengo bastante trabajo hecho en torno a eso: una novela gráfica que se llama “ESMA”, una novela que se llamaba “Agazapado” y  “Ojos al ras” que trabaja también una temática relacionada con la dictadura.” Dice Juan Carrá.

Cuando se critica la literatura comprometida no se critica la literatura, sino el compromiso. Y no cualquier compromiso, el compromiso político que defiende los derechos humanos, la lucha de los pueblos, la defensa de los más humildes. Probablemente los reseñadores, la difusión, los suplementos culturales y demás integrantes del pequeño universo que valida la literatura haya quedado demasiado tiempo en manos de una clase que defiende otros intereses. Juan Carrá, autor argentino tiene una extensa obra donde podemos destacar el reciente libro de cuentos “Ojos al ras”.

“En el caso de “ojos al ras” son cuentos que tienen como temática que unifica el libro la idea de la complicidad de civiles con el terrorismo de Estado, el libro abre con un cuento que trabaja sobre el cuerpo de Eva Perón y el cuerpo de Isabel y los pases mágicos del brujo personal que tiene la intención de transmutar el alma de Evita al cuerpo de Isabel para conducir y crear ese gobierno de la derecha peronista de los años 70. Es el cuento más disímil del libro. Después hay otras historias como “El monstruo del lago”, que básicamente es una familia que va de vacaciones a Córdoba en el contexto de la dictadura y ahí se trabaja un poco la idea de mirar para el costado, del no te metas y determinada cuestión del sentido común propio de la época, que si bien no son de una complicidad activa, sí son de la complicidad pasiva y la posibilidad de que dictadura tan caliente  haya sido a la luz de todo el mundo. Después el libro termina con una pequeña novela que es “El ablandador” que trabaja con un personaje central, que es un exboxeador, un campeón que ya no tiene lugar en el mundo de las luces del boxeo y encuentra como un espacio de reconocimiento como torturador de una comisaría. También se trabaja el tema de los cañeros azucareros y de la noche del apagón… digamos que lo histórico en sí es el mundo, el ambiente, la época pero es una historia ficcionalizada.”

A la pregunta de sobre qué escribe quien escribe, para cerrar podríamos agregar ¿para qué se escribe? “Lo que a mí me interesa, a partir de esto es que la ficción puede proponer un distanciamiento y una lectura sobre la época que se corra del documental y que nos permita reflexionar con un poco más de profundidad” sostiene Carrá.

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2022-12-12 16:00:00
Categoría: Literatura
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